Descubre los riesgos de frotarse los ojos

Frotarse los ojos, un mal hábito

Sabemos que el contacto constante entre las manos y los ojos aumenta el riesgo de contraer infecciones tanto en los ojos como en los párpados. Algunas de ellas son la conjuntivitis, el orzuelo o la blefaritis. A pesar de saber lo que nos puede pasar, acabamos frotándonos los ojos. Realmente es una acción muy común y que se hace con bastante frecuencia (al despertar, por estrés o por cansancio), a veces incluso sin darnos cuenta.

En principio, no tiene mayor importancia, es decir, si es algo que hacemos de forma puntual. La cosa cambia cuando frotarse los ojos se convierte en un hábito. En estas situaciones, las consecuencias pueden ser más graves.

Aun sabiendo que puede ser dañina para nuestros ojos, acabamos frotándolos. La razón es porque tiene un efecto relajante y agradable. Esto se debe porque estimula la producción de la lágrima y, por tanto, hidratará y lubricará los ojos proporcionando así una sensación de alivio en caso de irritación o molestia.

Razones por las que nos frotamos los ojos

Sueño, cansancio, estrés… son situaciones donde acabamos frotándonos los ojos, pero existen otras alteraciones que pueden hacer que las personas acaben frotándose los ojos con mayor frecuencia. Entre ellas, podemos destacar:

  • Sequedad ocular. Provoca sensación de cuerpo extraño. Al frotarse los ojos, estimula la secreción lagrimal proporcionando alivio temporal.
  • Alergias. Causan picor ocular por lo que al frotarse los ojos aliviará esa sensación.
  • Uso excesivo de pantallas. Cuando pasamos muchas horas delante de las pantallas digitales, el parpadeo se reducirá provocando sequedad ocular. Al frotarse los ojos, se sentirá alivio.

A pesar del alivio que proporciona frotarse los ojos, este hábito puede traer consecuencias nocivas para nuestra salud visual. Desde Venice Eyewear te explicamos por qué deberías dejar de lado este hábito.

Consecuencias de frotarse los ojos

¿Cuáles son las consecuencias de frotarse los ojos? En primer lugar, este hábito puede causar el envejecimiento de la piel de alrededor de los ojos. En otras palabras, favorecerá la aparición de las arrugas. Además, al frotar se pueden romper los vasos sanguíneos favoreciendo también las bolsas.

En caso de tener una patología ocular, este hábito puede empeorar la situación. Esto se debe porque existe el riesgo de debilitar la córnea por la fricción que se hace al frotar. A esto tenemos que sumar que podemos estar transfiriendo bacterias a los ojos a través de nuestras manos, así como alérgenos de nuestras pestañas a los ojos. Por tanto, se puede sufrir conjuntivitis o queratitis. 

En caso de glaucoma o enfermedad que afecte a la retina, el hábito de frotarse los ojos podrá provocar un daño en el nervio óptico o al desprendimiento de retina. Esto puede causar la pérdida de visión completa. Añadir que se pueden causar lesiones por la rotura de capilares provocando enrojecimiento en la esclerótica e incluso ocasionar derrame ocular. 

Otra de las consecuencias son las deformaciones y queratocono. Se puede llegar a deformar la superficie ocular y, en concreto, la córnea provocando queratocono, una enfermedad que causa problemas de visión.

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